Aventis
El sucesor del comandante, Hugo Chávez Frías, no le presta mucha
atención a su responsabilidad mayor que es Venezuela. No quiere
prestarles atención a las desavenencias económicas existentes y,
hay un descontento generalizado por la distribución de alimentos
y el alza inexorable de los mismos, donde, las instituciones
encargadas de su regulación, poco hacen para estabilizar precios
y darle seguridad al pueblo venezolano en cada una de sus
iniciativas. Algunos programas del presidente Chávez donde se
avalaba la justicia social es olvidado, junto al Plan de la
Patria.
La aplicación de los criterios de supervisión por las
instituciones oficiales, está en constante erosión y se desconoce
los fines de esta destabilización.
La historia de Venezuela, en esta época contemporánea, tiene un
vacío geopolítico inmenso y, los militares prestados a la
administración civil no han sabido aprovechar el tiempo en el
fortalecimiento de sus respectivos territorios. Así que, ante la
situación presentada, nuestra patria refleja una situación
agravada por la mala administración pública y, esto nos lleva a
la pérdida de la República Bolivariana Socialista de
Venezuela.
hay políticos y no políticos tercamente empeñados en entender la
Constitución a su manera. E incluso no faltan quienes han acuñado
la idea de que constitucional es todo lo que políticamente se
quiere que sea constitucional, cuando es justo al revés. De ser
como ellos propugnan, la Constitución sería un papel en blanco en
el que los políticos podrían garabatear lo que les viniera en
gana. Un país así no tiene constitución. En palabras de Kelsen,
el Derecho no puede sustentarse en el postulado de “debes si
quieres”, pues en tal supuesto el Derecho desaparecería. El
procedimiento constitucional no sólo es un límite sino también y
esencialmente, una garantía.
Dicho de otra manera: aquí, o somos cuerdos o nos vamos al
garete. Y el que no lo vea así, que relea la historia de
Venezuela, lo repito, este pueblo que siempre estuvo a muchos
codos por encima de sus domésticos y alicortos gobernantes.
Venezuela no es, no lo fue nunca, tan sólo un delimitado espacio
geográfico, a pesar de que desde los Welsers y la Compañía
Guipuzcoana haya coincidido, más o menos, con la mayor parte de
nuestro Continente Sureño.
Es doloroso que siendo nuestro país una de las naciones más
hermosas del mundo y rica, todavía haya gente obsesionada por
atacarla con airoso entusiasmo. Pidamos a nuestros políticos que
se unan en la noble causa de la unidad de Venezuela, sin duda la
más eficaz de todas las armas y la más rentable de todas las
inversiones.
En democracia la libertad no supone que los ciudadanos puedan
ejercerla sin respetar las leyes que la enmarcan. La libertad no
es sinónimo de libertinaje, ni de caos.
Ante el desafío, el orden constitucional, comporta evitar los
desmanes contra el pueblo y la actual Asamblea Nacional
Constituyente deben abocarse a cumplir la ley, solo se han
prestado a un juego político y aplicar directrices de países
extranjeros afines en la ideología de un mínimo grupo de hombres
que sostienen el gobierno en esta región.
Tras el empecinamiento de muy concretos e insensatos
nacionalistas de querer una Venezuela hecha añicos, lo que
subyace es una buena dosis de racismo. Admito que la afirmación
puede ser algo drástica, pero no menos que desoladora es la
Venezuela descuartizada que algunos desean ver. A nadie debe
asustar enfrentarse con la verdad, por amarga que fuere.
La convocatoria del mandatario Maduro, al respeto de la Asamblea
Constituyente para reescribir la Constitución promovida por el
presidente Hugo Chávez y aprobada por la inmensa mayoría de los
venezolanos en 1999, ha sido rechazada con fervor por la
oposición y los venezolanos, ha causado grandes divisiones dentro
del movimiento oficialista. Maduro alega que la Asamblea traerá
paz a la nación y profundizará los derechos del pueblo y la
democracia comunal. Sin embargo, él ha ofrecido razones ambiguas
y retóricas para fundamentar esa afirmación, y los críticos de la
iniciativa cuestionan cómo se puede lograr la paz si la oposición
rechaza
Actualmente, la discusión ideopolítica es fuerte porque se enfrentan dos cosmovisiones. Una es el unilateralismo que amenaza, castiga, corroe y elimina a su oponente, independientemente de las razones reales de supervivencia de las naciones, propuesta apoyada por mandatarios 'civilizados'. Su contraparte es la estrategia liderada por China y Rusia, estableciendo que el diálogo es la mejor alternativa siempre y que se debe trabajar sobre la unidad de criterios para resolver con inteligencia este conflicto creado artificialmente. La guerra es inadmisible.
Deja tu comentario Desmontaje de la patria socialista al neoliberalismo
Identifícate en OboLog, o crea tu blog gratis si aún no estás registrado.